Lo he perdido todo.

Siempre me juzgué a mí misma de que no podía dejar todas las cosas materiales por un momento y concentrarme en lo que de verdad era mi vida, lo que de verdad me importaba. El sentido de que escribiera todo lo que pienso.
La música, casi siempre la llamo "mi vida". La música para mí es como la forma de ver las cosas, otra manera de expresarme, el arte más bonito.
Es algo inexplicable como puedes lograr moverte en tu cabeza con sólo escuchar música. Puedes recordar las cosas bonitas, y también las que no son tan buenas. Pero eso es lo que hago para sentirme viva de verdad.
Tal vez mi problema era sólo fijarme en lo que la vida no me da y concentrarme en lo que quiero, no aprovechar las cosas que tengo diciéndolo en pocas palabras.
Veía los sueños como algo imposible, pero a la vez les tenía mucho respeto. Pues a mi sueños nadie les dice "estúpidos e imposibles". Tal vez me aburra de pedir, pero aún así quiero las cosas.
Pero, volviendo a lo que de verdad es el punto, al intentar perder todo recuperé cosas que pensé nunca recuperar. Amistades, canciones, perfumes baratos, entre otras cosas. Cosas que me traían recuerdos de cualquier punto en el que los viera.
Al perderlo todo recordé que hay cosas que no queremos pero aún así las tenemos. Hay cosas injustas y gente como yo viendo las cosas desde el lado justo.
Me gustaría hablar sobre cosas injustas, porque, al perderlo todo, también recordé cosas injustas. Realmente injustas.
Supongo que en todo momento de la vida se le va a tener esa pizca de celos al amigo rico que todo lo tiene y que nada lo valora. ¡NO ES JUSTO, NO, NO LO ES!. Sí, él tiene uno de mis sueños escritos en papel. Tal vez ahora lo quiero y ahora no lo puedo tener, pero, a lo mejor luego sí.
Como diría Walt Disney, "Si lo puedes soñar, lo puedes lograr"
Ya que nombré esta frase, ésta me ha dado mucho por aprender. En muchos sentidos, no sólo respetar aún más mis sueños, sino también los de los demás que se sienten igual que yo en cierta manera. Y sí quiero mi cámara nueva, coño pero, no la puedo tener, ustedes saben, cuestiones de padres y tonterías que uno hace.
Pero ahora que lo pienso: no he perdido nada, sino que he aprendido a valorarlo todo.