Mis días se quedaron inconclusos, aunque ahora son más largos. Es inevitable no pensar en tu partida cuando te sentía tan cerca incluso estando tan lejos. La distancia nunca se hizo un problema insuperable, pero ya te extraño demasiado.
Las horas pasan lentamente, destrozando mi mente, escuchando mis tarareos de canciones aún inexistentes. Busco tu voz en mi cabeza... No encuentro nada. Las ganas de escucharte son directamente proporcionales a la distancia que tenemos, pero bueno, tendré que lidiar con ello.
Revisó mis pensamientos y no encuentro razones para sentirme bien, simplemente no estás. Sé que volverás, pero no tan pronto como tenía esperado, ¿qué pasaba por mi mente cuando dije que sería tarea sencilla?
Supongo que fue uno de esos momentos en los que los pensamientos me abrumaban y simplemente no tenía otra opción que descartar cualquier otra preocupación que no tuviese que ver conmigo y con mis asuntos. Sí, momentos auspiciados por mi egoísmo. I guess.
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